Con los noviazgos, está la costumbre de descartar o ignorar a las personas en función de cualidades que parecían de vital importancia en ese momento, pero que después, en realidad no importan tanto como podemos creer. Juzgar a los posibles novios por todo, desde la forma en que se visten hasta la forma en que hablan, a qué colegio o universidad asisten, y en qué vecindario eligen vivir. Tal vez a la larga te acabe perjudicando.